martes, 26 de mayo de 2009

OPINIÓN//EL ESPEJISMO DEL RETROVISOR




Recordar ese discurso del candidato Álvaro Uribe Vélez en 2002 “contra la corrupción y la politiquería” es revivir el engaño en el que muchos colombianos (más de 5 millones en 2002 y más de 7 en 2006) cayeron tras la promesa de una nueva política. Pero ha sido la más sucia de todas.

Prebendas para favorecer sus proyectos en el Congreso, pactos de sus partidos con grupos paramilitares para favorecerse electoralmente, crímenes de Estado en pro de exponer la “efectividad” de la Seguridad Democrática y un manto de dudas sobre las relaciones del residente de Palacio con la mafia antioqueña, nos hacen temer de esa supuesta que proclamaba el ex gobernador de Antioquia cuando se separó del Partido Liberal y decidió hacerse independiente para buscar la presidencia.

Independiente, sí. Sin el aval de ningún partido político, quien hoy controla el Congreso de la República y tiene en su bolsillo cuatro partidos políticos, llegó al primer cargo público a través de un movimiento ciudadano conformado a partir de una recolección de firmas para hacer válida su candidatura.

Luego, el paisa, con su discurso divergente al de aquel entonces, cuando se negociaba con las Farc, fue escalando en las encuestas y endulzando a sus votantes, quienes jamás creyeron que elegirían como presidente a un asesino de la democracia aparentemente más sólida del sur de América.

Han pasado casi 7 años y cada vez son más los que dan cuenta del fatídico error de cambiar aquel artículito de la Constitución para permitir la perpetuidad del ex gobernador antioqueño, pero posiblemente, si las encuestadoras no están manipulando de nuevo los resultados, estaremos a punto de depositar el mismo voto. Y no es precisamente por Andrés Felipe ‘el calco’ Arias.

Paisa, ex dirigente laureado de Antioquia, en contra de todo viso de politiquería, sin partido que lo apoye, en busca de firmas para presentar su candidatura, planteando lo opuesto a lo establecido en el actual gobierno. Pareciera que estamos hablando de la campaña de 2002, del candidato Uribe, pero esta vez la U ya empieza a cambiar por una F y el uribismo evoluciona a un naciente fajardismo.

Es Sergio Fajardo, quien tiene en su haber todos esos rótulos que lo hacen tan parecido, por no decir la misma imagen de candidato que tenía este actual presidente en su primera campaña por la presidencia. Y esto, por no decir menos, es alarmante.

Preocupa porque tendríamos más de lo mismo y hay que decirlo, la sombra del paramilitarismo seguiría permeando el primer cargo del Estado. O ¿acaso qué alcalde fue el que desmovilizó a las autodefensas del área metropolitana del Valle de Aburrá? Partiendo de que su sucesor en la Alcaldía y amigo, Alonso Salazar, (quien además hizo parte de su gabinete) ya está vinculado en un proceso por nexos con paramilitares del Bloque Metro que operó en Medellín.

“No tener precio” y “Nuestros principios no son negociables” parecen ser el caballito de batalla del discurso fajardista, quien miró con su retrovisor para utilizar la misma fórmula del mago politiquero mayor en su campaña de hace 7 años.

Pero no todo está perdido, tampoco Sergio Fajardo es Álvaro Uribe. ¡Brincos diera! Afortunadamente, sin llegar a enaltecer al nuevo paisa como un mesías, es cierto que el eje político del independiente ex alcalde podría ser la solución a la peligrosa polarización de un país que puede estar cerca del bipartidismo o la bi-ideología que lo enmarque en una guerra civil.

Fajardo, “el candidato alternativo”, como lo llamó la revista Semana, que parece haber depositado su voto por este carismático paisa un año antes de la contienda; podría ser (si me equivoco y no es un Uribe camuflado) el primero de los presidentes de una nueva era política en el país, donde la guerra se convierta en asunto del pasado y el tejido social-humano sea el que impere.

Por ahora, si tuviera el tarjetón presidencial en mis manos habría que votar el voto, votar en blanco, porque los planteamientos que el país necesita como eje para el próximo período presidencial no están a la merced de lo que el pueblo necesita sino a lo que el “apegado al poder” defina.


FOTO: http://www.presidencia.gov.co/prensa_new/fotos/2007/junio/27/foto9.jpg