Dos siglos antes, Thomas Jefferson, quien redactara la Declaración de Independencia de un país que le ha traído tantas desgracias al mundo, sentenció con una frase histórica la importancia de la prensa en el Estado. Aseguró que “prefería un país con prensa y sin gobierno, y no con gobierno y sin prensa".
Esa última condición tan ansiada por cuanto presidente caudillista y con ínfulas de dictador existe en nuestras ‘democracias’. Necesaria para Chávez; quien ya cerró un canal y va por el otro, tan usada por Evo; al no soportar la férrea oposición de La Razón de Bolivia y tan necesaria para Correa; cuando se ha tenido que enfrentar a las duras cuestiones que le hace el diario español El País, eso sí con intereses muy conocidos: la expansión de Prisa.
Pero en Colombia eso no existe o no quieren que exista. Si bien es contraproducente una prensa dañina y opositora sin razón; es necesaria la crítica y el pluralismo, diferente al paradigma gobernante, para construir una verdadera opinión pública. Semana, Noticias Uno y El Espectador, son los únicos medios que, siendo aparentemente independientes a filiaciones políticas, logran ejercer una responsable oposición periodística al gobierno Uribe.
Aún así, la oposición periodística no cala y son más los que siguen viendo y oyendo a Vicky Dávila haciéndole barata coquetería al presidente y su círculo cercano, o viendo cómo Edulfo Peña y Jose Obdulio Gaviria se toman el tinto de Citytv, hablando del ‘buen gobierno de Uribe’ y de que no hay alguien que le dé la talla a un ‘líder’ como el jinete paisa.
El führer ‘Urimori’ dice que no lee, ni escucha, ni ve medios colombianos; pero desde su no merecida residencia, cómo detestara a Daniel Coronell, Vladdo, Felipe Zuleta, Antonio Morales, María Jimena Duzán, Hollman Morris y otros pocos que sí se atreven a cuestionarlo. Claro, él ni los escucha, ni les concede entrevistas, sólo los odia. Porque él sólo se deja entrevistar de los que le conviene que lo entrevisten, con cuestionario concertado previamente.
Por eso, cuán emocionante fue volverlo en entrevista en el episodio de “¿Reelección? Otra pregunta, amigo” cuando el periodista de BBC Mundo Julián Miglierini, le soltó la “pregunta que no podía evitar hacerle”.
“¿Quiere ser presidente de Colombia 4 años más?”. Tan repetitiva, tan redundante, pero tan necesaria pregunta. Y ahí estaba, sin la Vicky que le coqueteara, sin la Gurisatti que se riera con él, sin los Santos (los periodistas, claro está) quienes jamás lo hubieran puesto en esos aprietos, evitando, como es típico de él, dar respuesta.
Pero ésa no era una rueda de prensa. No era un ‘show comunal’. No era La Noche de RCN. Era una entrevista concertada con su jefe de prensa, que para desgracia del führer fue con alguien que quería que los colombianos resolvieran la duda reeleccionista. Uribe no esperaba encontrarse con un palaciego, pero tampoco con alguien que de entrada le preguntara eso y por tal su tono de respuesta y su expresión facial lo decían todo.
Nerviosamente pidió otra pregunta, pero su origen paisa tenía que salir a flote y lo enfrentó con el pobre argumento de que debía conocer la historia de Argentina y tan amenazante como sus amigos ‘narcos’ de aquella época ochentera le pidió que “dejara tranquilita la democracia colombiana”.
Y de ahí para adelante, ya lo podrán ver en vídeo, (http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2009/05/090504_1210_uribe_entrevista_jm.shtml) Uribe no dejó de sudar en su frente. Por ira, por desespero, buscando a quién sabe quien lo salvara de estar en esa silla en esa entrevista y de frente al periodista con una mirada que sólo denota odio y lo que de ahí para arriba éste conlleva.
Muy seguramente “le quería dar en la cara, marica” y aunque no lo dijo, sí lo habrá pensado. Y no fue necesario que lo expresara, pues a los que no estamos vendados con el ‘mesianismo’ del dios barato de la mano dura, nos quedó la sensación de que eso quería hacer.
El ‘Urimori’ no quisiera vivir sin prensa en su gobierno, pues la mayoría de ésta está a sus pies. Pero a los representantes del periodismo verdadero: los críticos, los cuestionadores, los que buscan la verdad, los que quieren el pluralismo, los que defiende los intereses de los que no tienen voz, a esos periodistas son a los que Uribe odia.