lunes, 18 de octubre de 2010

UNA VERDAD INCÓMODA O UN GRAN TIMO



La predicción del futuro a través de conocidas profecías, ha sido oficio preponderado de la astrología y con éxito no comprobado del consultor judío Nostradamus, famoso por sus predicciones del futuro y las catástrofes mundiales. Sin embargo, en 1903 un físico, el sueco Svante August Arrhenius, empezaría a hablar de otro desastre en su Tratado de física del Cosmos, en el que consideró que el uso de combustibles fósiles incrementaría la temperatura normal de la Tierra. Arrhenius afirmó que este cambio sólo se produciría 3.000 años después. Pero las mediciones demostrarían que el tiempo fue mucho menor.

A mediados del siglo XX se logró constatar que la tempatura había tenido un incremento de 0,013°C al año y que los procesos industriales habían significado un 10% más de dióxido de carbono en la atmósfera. Con esos postulados, inició el debate sobre las realidades y falsedades de un problema de la aldea global, y los protocolos en organizaciones transnacionales para enfrentar lo que para muchos era un posiblearmagedón.

Los apocalípticos estudios sobre el inminente cambio climático por causas antropogénicas llevaron a la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que determinó que ocurriría un aumento de 0,3°C cada diez años durante el siglo XXI, lo que significaba la mayor variación en la temperatura del planeta en los últimos 10.000 años.

El activismo mundial llegó hasta compromisos y firmas de tratados como el de Kioto o el reciente de Kopenague (este último de poca utilidad) en los que los países industrializados se comprometían a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, que son los que a la postre han contribuido al aumento de la temperatura media de la Tierra. Pero la alerta continúa y organizaciones ecologistas no paran de advertir y señalar cambios de rutinas desde los individuos para frenar el calentamiento global; en constraste con escépticos o indiferentes agentes de la sociedad (la mayoría) que no conocen los orígenes y sobre todo, las verdaderas implicaciones de este fenómeno.

El cambio climático antropogénico

Múltiples estudios científicos han conseguido darle validez al hecho de que en gran proporción el cambio climático actual por el que atraviesa el planeta, tiene orígen en la actividad humana (antropogénica) a través de varios factores como la deforestación, la revolución industrial en todos sus campos y el armamentismo nuclear que se vive en el mundo. Estos argumentos tienen sentido en la acumulación de gases de efecto invernadero, que aunque son útiles para el calentamiento natural de la tierra, se han emanado en exceso, contribuyendo en gran medida en el aumento de la temperatura atmosférica.

A pesar de lo grave que puede ser la situación, el tema ya ha entrado en suspicacias y temas políticos de ideologías mundiales, en los que se discute en primera medida si hay por qué preocuparse frente al cambio climático que estamos viviendo y si la acelerada producción industrial (propia del capitalismo salvaje) es culpable.

En defensa de la esfera privada se creó la Global Climate Coalition, una organización instaurada en 1989 por compañías como Shell, Exxon, Texaco y Ford, que buscaba quitarle peso a la relación calentamiento global-hombre. Las multinacionales ejercieron presiones a las organizaciones encargadas de tratar el tema, logrando, en algunos casos, su cometido.

Al respecto, un ejemplo bien argumentado es el de algunos senadores republicanos de Estados Unidos que en enero de 2009 presentaron un informe, en el que apoyados en las investigaciones de 650 científicos, rechazaban la condición de antropogénico del cambio climático. El tema, politizado en todo el mundo y en todas las campañas presidenciales, ha dividido en la desgastada dicotomía de derecha-izquierda en una lucha que, se supone, debería ser conjunta.

Las implicaciones

Partiendo del hecho de que sí hay un calentamiento global originado por el hombre, hay causas demostradas que involucran algunos aspectos de la vida rutinaria en el desgaste del planeta y en su modificación de la temperatura media.

Nuestra cultura moderna del automóvil y el apetito de los bienes de origen global son responsables de aproximadamente el 33% de las emisiones. La adicción cada vez mayor a la electricidad a partir de plantas energéticas de combustión de carbón, libera enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, comenta la Blog Verde; sumado a ello, están la deforestación y el excesivo uso de químicos en la agricultura.

El cambio climático ya ha causado las primeras consecuencias en el transcurso normal de los fenómenos naturales. Los maremotos, huracanes y largas temporadas de precipitaciones sin precendentes, son los resultados más visibles.

No obstante, el medio ambiente en general ha sufrido por causa del calentamineto global, acentuado en los últimos años del siglo XX. El derretimiento de los glaciares, las sequías severas, el aumento del nivel del mar y las extensas olas de calor han empezado a ocurrir como secuela de los ilimitados usos que se le han dado al planeta para la demanda consumista de millones de habitantes.

La extinción de especies por el cambio de hábitat y la deforestación debido a la escasez de agua, serán otras de las implicaciones que seguirá teniendo el calentamiento global en el planeta, haciendo hincapié en los trastornos alimenticios y en la sanidad humano que esto mismo pueda traer.

El papel de la comunicación

La mediósfera es la tribuna especial para visibilizar un tema del alcance polémico como el que tiene el cambio climático causado por la actividad humana. Sin embargo, el asunto de la economía política también permea este ámbito de la sociedad y consigue crear el debate necesario entre los convencidos de la culpa antrópica de este fenómeno y quienes están convencidos de que los inusuales cambios del medio ambiente tienen causa única en la acción de la naturaleza.

“Si la causa del calentamiento es mayormente natural, entonces es poco lo que podemos hacer al respecto. No podemos influir en el inconstante sol (…)”, es una de las ideas del documental El Gran Timo del Calentamiento Global, emitido en el Reino Unido en 2007 y acusado por la Ofcom (regulador de los medios británicos) de no cumplir con las normas de veracidad e imparcialidad.

En contraste, el valor mediático que ha supuesto el documental de Al Gore,Una Verdad Incómoda, para los convencidos de la causa del cambio climático le signifió al ex vicepresidente de Estados Unidos el galardón del Nobel de la Paz en 2007, junto con los miembros del IPCC de la ONU. Esto, a la luz pública, se traduce en un imperativo mundial por reconocer el trabajo de persuasión del demócrata, quien desde su derrota electoral en 2000 ha dedicado sus esfuerzos por visibilizar el problema del calentamiento global y por buscarle soluciones.

Aunque el documento de Gore ha sido tomado como la pionera hoja de ruta del tema desde la comunicación audiovisual, su error está en la sensación de alarma que genera en el espectador. “Si la mayoría de los científicos del mundo tienen razón, nos quedan apenas diez años para evitar una catástrofe de grandes proporciones que podría hacer entrar el clima del planeta en una espiral destructiva(…), es una de las advertencias del material audiovisual.

En ese sentido, es recomendable no provocar miedos, sino ofrecer la motivación, capacitación y el poder para actuar; el tema ya está planteado y mal que bien, está validado que sí existe un problema que requiere de atención mundial, por lo que las estrategias de comunicación más que ahondar en la preocupante situación que se vive por el cambio climático, deben emprender una pedagogía efectiva desde los medios para generar acciones concretas en los espectadores.

Hacia ese mismo fin va otro llamado, en el que se deben dejar a un lado los lenguajes e intenciones científicas para establecer y generar presiones hacia soluciones socio-políticas. Es decir, desde la tribuna mediática abogar porque los gobiernos sean efectivos en legislaciones que a la postre cumplan con los protocolos y convenios establecidos internacionalmente.

La intervención de los comunicadores sociales es importante porque permite la creación y dirección más efectiva de los mensajes, usando algunas estrategias sencillas pero impactantes. Para este fin es necesario tener grises, esto es no llegar a métodos extremos en la confección de los mensajes: no todo puede ser emotivo, pero tampoco todo puede ser racional.

El uso de contenidos que lleguen al interés del espectador, pero con datos científicos, contribuirán a darle credibilidad a los contenidos y a la vez permeará a más sectores de la sociedad .

Lo más importante para generar una conciencia, es quitar la brecha que existe que nos hace pensar que el cambio climático es algo a largo plazo, haciendo ver que ya se están presentando las primeras consecuencias, que aunque sean pequeñas, son el principal indicio para actuar desde ya.

De allí en adelante la labor del comunicador será acertar en el mensaje necesario con las estrategias comunicativas convencionales: un lenguaje sencillo, la creatividad, una informacion veraz y clara, además de la producción de contenidos que sean atractivos para quienes aún están escépticos y quienes son agentes pasivos de la sociedad frente al tema.

ENTRE MOCHILA Y PIEDRA

“¡Asesinos, asesinos, asesinos!” gritaban por la avenida Santander, el pasado cuatro de Marzo, los estudiantes de la U de Caldas en la protesta contra el TIM. Querían que los escucharan y lo pensaban lograr con la marcha. No estaban de acuerdo con el nuevo sistema de transporte de la ciudad, pues opinaban que era un atropello de la Alcaldía.

Las arengas en movimiento se detuvieron aquella mañana, cuando se toparon con un Escuadrón Móvil Antidisturbios, que no los dejó avanzar con la manifestación. Los de la fuerza pública estaban armados y preparados para detener el paso de los estudiantes hacia su destino, el CAM. El Centro se estaba convirtiendo en un caos.

Conflictos de ciudad como éste se han trasladado a los espacios universitarios desde hace varias décadas. Rectores, decanos, profesores y estudiantes han sido blancos de amenazas, persecuciones y asesinatos. Estos miembros de la comunidad académica se suman a los desaparecidos que según la Fiscalía desde 1989 suman 25.185 personas, sin contar los falsos positivos.

La pelea entre el establecimiento y los universitarios estaba casada desde hace varias décadas. Según Alfredo Molano, en su reportaje En pie de lucha de El Espectador, los primeros conflictos se generaron cuando los sectores populares de las instituciones se sintieron indignados por el manejo que se le estaba dando al Estado.

Del activismo político de los universitarios en Colombia se tiene memoria antes de que entraran en auge los movimientos estudiantiles en todo el mundo. El primer episodio: después de la revuelta contra el ex presidente Abadía Méndez y el asesinato del estudiante Gonzalo Bravo Páez, cuando la Policía disparó contra un grupo de estudiantes en 1929. Acto seguido: la oleada de desapariciones de estudiantes, que aún están impunes.

La acallada al estudiantado siguió. Años más tarde con el levantamiento contra Rojas Pinilla, tras la masacre de varios estudiantes en 1954 y catorce años después en el agitado 1968, con la rebelión contra la Constitución de 1886.

Posteriormente hicieron carrera los grupos anarquistas, como fuerza opositora para la abolición del Estado. Este tipo de agrupaciones fueron férreas críticas al gobierno de Álvaro Uribe, al que catalogaron de “instigar una histeria desde los medios de comunicación”, como mencionó uno de sus miembros. En su momento, la tensión llegó al punto máximo con los famosos videos de la senadora Gina Parody, con los que se pretendía señalar al movimiento estudiantil como una organización insurgente.

La protesta es económica

Los estudiantes de las universidades públicas de la ciudad han sido defensores del derecho a la educación, en su concepto de gratuidad, objetivo dispuesto para la educación superior en el Plan Decenal del gobierno nacional.

Sin embargo, el auxilio económico para lograr ese objetivo aún sigue lejos de cumplirse. “Desde los años 90 los presupuestos de todas las universidades públicas han permanecido congelados, pero las obligaciones de calidad y cobertura se han duplicado”, menciona Molano en su publicación.

La inconformidad del alumnado es evidente, pues los recortes presupuestales restringen los contenidos académicos de los pregrados. La noticia de la aprobación del Presupuesto General de la Nación para 2010, que brinda más recursos a la guerra que a la educación, no cayó muy bien en la comunidad universitaria.

Los universitarios quedaron prevenidos. Yolima Lemus Restrepo, de la Universidad Nacional, se integra con los representantes estudiantiles y con los demás líderes para analizar el porqué hay que luchar. “Últimamente acá se habla mucho del presupuesto, pues no está cubriendo los gastos que se tienen en la universidad”, cuenta la líder.

A la preocupación de estudiantes se suma Moisés Wasserman, rector de la Nacho, quien en su momento calificó el presupuesto como “cínico”, debido al pasivo pensional que deben enfrentar las instituciones que están al borde de la quiebra.

La tormenta económica también azota a la Universidad de Caldas. Los estudiantes aducen estar intranquilos por las repercusiones que este asunto tenga sobre la academia. “Siempre buscamos la alternativa de hablar primero para buscarle soluciones a estos temas, pero si esto no funciona optamos por las vías de hecho”, comenta Víctor Hugo Acosta, integrante del Consejo Académico.

Influencias de movimientos

Las ideologías de centro e izquierda han estado históricamente presentes en las manifestaciones de los estudiantes. Simpatizantes del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR), de la desaparecida Unión Patriótica (UP), del Movimiento 19 de Abril y de la Juventud Comunista (JUCO) han hecho parte de los mítines convocados en las instituciones de la ciudad.

Julian M., así no más, pertenece a la JUCO y orgullosamente habla sobre la que llama “batalla que debe enfrentar para que respeten sus derechos educativos”. Para él, los mecanismos como asambleas y paros son necesarios en la comunidad académica.

“Esos actos se hacen como una respuesta del estudiantado por no habernos vinculado dentro de algunos procesos que se realizan en la universidad, como el cambio de estatuto, las modificaciones en bienestar universitario o las elecciones de decano”, cuenta con ánimos de revolución, como lo definen algunos, el miembro del movimiento.

La ideología de los universitarios ha estado en contravía de las mayorías políticas impuestas en el país. El abismo se acrecentó durante los dos periodos de Uribe en los que instituciones como la Universidad Industrial de Santander, la Pedagógica de Bogotá, la de Caldas y la Nacional, entraron en largas temporadas de asambleas generales y paros.

Para muchos, el ex presidente Uribe violó el concepto de autonomía universitaria al permitir el ingreso de la Policía a los establecimientos educativos donde se presentaban disturbios. “La Fuerza Pública tiene la orden de judicializar y capturar a todos los integrantes de la comunidad universitaria que estén en acciones violentas”, declaró el presidente en su momento.

Los hechos aumentaron la polarización política del país y no calmaron las tensiones entre autoridades y estudiantes. Por el contrario, la incertidumbre de la financiación llevó a casos como la retención del rector de la Nacional, por más de cinco horas en octubre de 2009, para presionar la discusión de la asignación de recursos en la institución.

Los intereses estatales parecen estar encaminados a otros fines que no son precisamente la educación. Según cálculos del profesor Libardo Sarmiento, consultor de Unicef, un soldado profesional le cuesta al país $60 millones anuales y en contraste, un estudiante de la universidad pública le cuesta ocho millones.

Mientras eso ocurre, el activismo político en las universidades del país seguirá presente para reclamar y exigir garantías que cumplan con el derecho a la educación, que en nuestro país sufre continuas violaciones.

Lina Villegas

Ricardo González Duque