sábado, 26 de febrero de 2011

La Semana Mayor

Estará aún más paranoico el ex presidente Uribe desde su cuartel, ya me lo imagino, con artritis en potencia por ‘twitear’ con odio y a la defensiva, por la semana anterior que le demostró que quien ahora le causa dolores de cabeza no es simplemente un caballo desbocado, sino unos organismos de control abogados por encontrar la verdad, o acercarse a ésta, durante el pluri-escandaloso gobierno del antioqueño.

Y es que los agitados días de la semana anterior parecen ser el primer dardo certero para derrumbar el pedestal que Uribe construyó en la opinión pública con toda suerte de artimañas. Las dudas sobre la Operación Jaque expuestas por los cables de Wikileaks, la condena de su primo a 90 años de prisión por para-política, la denuncia por la falsa desmovilización de las Farc y el embargo al ex ministro Andrés Felipe Arias en las investigación por AIS, fueron las lanzas que se dispararon de varios flancos contra la pirámide política llamada Álvaro Uribe Vélez. Y eso que faltan los crímenes de Estado, las ‘chuzadas y la ‘Yidis-política’.

Lo señalaba el portal La Silla Vacía (algo maltrecho estos días por la falsa noticia de la muerte de ‘Cano’) en su análisis sobre el desmonte del uribismo. La justicia está rodeando la figura de Uribe y si bien el rompecabezas había estado disperso, las fichas de esta semana si bien no involucran al ex presidente directamente, sí tienen que crear un armazón en el imaginario colectivo; claro, en quienes no están sesgados por la droga del fanatismo.

El imaginario es simple. Existió un gobierno que tuvo cercanos nexos con los grupos paramilitares, a tal punto que el Jefe Estado tenía un primo, que se benefició políticamente de esas organizaciones. Los paras a través de varios testimonios han repetido que favorecieron la campaña del señor Uribe a la presidencia. Sigue el imaginario: la cercanía a los paramilitares fue tan amplia que alcanzó para realizar un “proceso de paz” (!) que dejó grandes dudas y que a la evidencia de los hechos no garantizó nada, pues las organizaciones se reprodujeron: llámese ‘Bacrim’.

A falta de unos falsos positivos de asesinatos (un eufemismo completo) también existieron en las desmovilizaciones, como la del ‘Cacica Gaitana’, una folclórica entrega de armas. Engaño tras engaño, también hubo alianzas con las Farc para liberar a la élite de los secuestrados en poder de la guerrilla, lo que generó la “operación perfecta”.

Las cosas no se detienen allí. Las revelaciones de El Espectador sobre Wikileaks al respecto de las chuzadas que según Peñate ordenaba José Obdulio Gaviria y Bernardo Moreno, dan cuenta de que era en la Casa de Nariño donde se requerían los informes de inteligencia de los opositores del gobierno y no hay que desgastarse pensando mucho en quién era el que más necesitaba esas acciones del DAS. El caso de las ‘chuzadas’ tiene un rompecabezas armado y muy obvio como para que no haya acciones legales contundentes.

Y para rematar, el escudero de Uribe, el lambón mayor, ya sintió un primer coletazo en el grosero caso de Agro Ingreso Seguro que él comandó. Andrés Felipe Arias tendrá las cuentas embargadas por la Contraloría y está a la espera de una decisión que quizá definirá su sanción disciplinaria.

“Le estamos respirando en la nuca” le vociferó Santos al jefe de las Farc, ‘Alfonso Cano’ lo que replica muy bien de parte de la justicia al señor Uribe. Pero esto apenas comienza y el cuartel de twitter seguramente se verá más agitado mientras el viudo de poder sienta pasos de animal grande, insisto no de valerosas yeguas que le golpeen la rodilla, sino de evidencias claras que lo pueden sentenciar a ser el responsable político y judicial de casi 10 escándalos durante su gobierno.

La pasión de Uribe, después de la semana mayor está en un agitado génesis. Ya quiero ver cómo llegará y cómo será su apocalipsis.