jueves, 26 de febrero de 2009

OPINIÓN//¿OPCIÓN DE GOBIERNO? SÓLOS NO


La imagen de los máximos representantes del Polo Democrático alzando las manos de manera victoriosa después de la convención en Corferias, no logra convencer.

El país, en una clara polarización entre uribistas y anti-uribisitas, conoce de las divisiones internas del Polo, que aún no logra desvirtuar los análisis políticos que establecen tres doctrinas diferentes dentro del partido: la moderada (con algunos disidentes como Lucho y Petro), la llamada clientelista (de los Moreno Rojas) y la tradicional (de Carlos Gaviria).

Sumado a estas rencillas internas, que pueden generar debate pero que terminan creando divisiones dentro del Partido, está la idea de la Colombia conservadora que le tiene una fobia a todo lo que huela a izquierda, básicamente por los golpes que unos marxistas armados, las Farc, le han dado al país por más de 40 años, cerrándole a la izquierda democrática un espacio como gobernantes en el país.

Los militantes de todas esas ideologías, derivadas de ese ambiente revolucionario originado en la última mitad del siglo pasado, encontraron en el Polo una sola fuerza política, la forma de crear un verdadero proyecto diferente al paradigmático en Colombia.

Y aunque el ideario, afectado por las tempestades generadas por los ‘furibistas’, iba por buen camino tanto en el Congreso como en las regiones del país y Bogotá como medidor básico, algo pasó y está pasando. La proximidad de la hora cero, el momento de representar y guiar el primer proyecto izquierdista exitoso en Colombia, llenó de rivalidad política a los que querían hacerse al poder.

Todos empezaron a jalonear por su lado. Convirtiéndose en una oposición que era molesta al régimen de Uribe, tuvieron protagonismo, pero cada quien, cada político del Polo, quiso estar en escena y ahí empezaron las discordias y las diferencias ideológicas dentro de un mismo pensamiento.

Los más radicales mamertos (como les dicen los macartistas), no quieren alianzas, se creyeron el cuento del estrellato y creen en la visión romántica de su guía, el ex magistrado Carlos Gaviria, acerca de que “la derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece”, remitiéndose al fatídico día en que 7 millones de colombianos reeligieron a Uribe. El ex candidato, en medio de la aceptación de la derrota y la amargura por no alcanzar la victoria soltó esta frase que hoy marca a la izquierda en Colombia como un ideal, una utopía que jamás logrará su objetivo.

Y parece que no quieren cambiar ese idealismo. Los radicales, que buscan mantener esa premisa de “independientes”, no aceptan alianzas con otros partidos políticos en busca de la elección del candidato presidencial para 2010 y quieren asistir a un suicidio anunciado al enfrentarse sólos a un abanico de candidatos, entre ellos a la maquinaria de la coalición uribista.

Bien por querer conservar los ideales propios, pero los extremistas, aunque les cueste, deberán aceptar que el extremo no es la vía, pues en la práctica de la democracia sólo un pequeño puñado de intelectuales trasnochados los apoyarán.

Gaviria se rebotó, no quiere ser candidato; Petro se acercó, pero a pedirles que apoyen las alianzas; Lucho se fue, sin decir que va a volver, en fin, vientos de crisis por opiniones diversas contrapuestas, pero sanas, que buscan ya no darle un contrapeso a la naciente dictadura, sino exterminarla por completo.

Muchas salidas y propuestas se empiezan a plantear para lograr lo que hoy en la derechista Colombia está tan lejos de ocurrir, el viraje político. Si la opción de gobierno no piensa en la proposición básica de que la unión hace la fuerza, llegaremos a 200 años de república, sin haber experimentado un gobierno de izquierda.

Fotografía tomada de : El Espectador.com


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