sábado, 24 de abril de 2010

¿MÁS DE LO MISMO?


Los ocho años del régimen de Álvaro Uribe están a punto de terminar, y después de elegir un dudoso Congreso (con Paramilitares Infiltrados y Narcos - PIN), los electores se aprestan a tomar quizá una de las decisiones más importantes para el país en el siglo XXI: marcar su rumbo en una era post-Uribe, independientemente de que se reelija el continuismo.

Hay varios caminos propuestos para tomar el rumbo. El primero, el ya mencionado continuismo, supuestamente representado por Sanín y Santos; un segundo rumbo - en el que están Pardo, Vargas Lleras y Mockus - que propone cambios al proyecto uribista, pero que de algún modo sigue su misma lógica. Y el tercero, un giro al que por factores externos e influencias malintencionadas, muchos electores le temen, pero que plantea profundas reformas para solucionar los problemas nacionales, expuestas por Gustavo Petro.

Ahora bien, según las encuestas (acertadas o no, manipuladas quizá) a las que no se les puede mirar con desdén, los rumbos que desea elegir Colombia son el primero y el segundo, exactamente en manos de Santos y Mockus, quienes juntos alcanzan casi el 70% de la intención de voto. Tal cual afirmó Carlos Gaviria en entrevista con Semana: “Sería cuestión de elegir algo que no es bueno para el país o algo que todavía es peor”.

Es sobreentendido que lo que es “todavía peor para el país” es la eventual presidencia de Juan Manuel Santos, de eso no hay la menor duda (Ver artículo: Que no sea él). En la otra orilla, la llegada de Mockus a la presidencia, impulsada por una creencia general convertida en mito, no tiene los matices de cambios y mejoras que el país necesita.

De eso nadie se ha dado cuenta. La venda de la “mano firme” en 2002, que nos hizo tener al señor Uribe dos períodos de presidente, parece que no la están remplazando con la venda de la ola verde. A ciegas, sin propuestas claras de cómo gobernaría, Mockus ha seducido a cientos de miles de electores.

El voto, que debería ser un acto de responsabilidad, se ha convertido en una moda anodina impulsada por aristócratas columnistas y redes sociales guiadas por la emotividad y no por la racionalidad que requiere una elección.

Mockus, con su incómoda fórmula vicepresidencial (no tan transparente y con manto de para-gobierno), ha alcanzado niveles insospechados de popularidad y ha generado en el ambiente nacional un aire de posible cambio, representando quizá una alternativa democrática para Colombia. Sin embargo, su talón de Aquiles está en el universo de sus propuestas, que aportan muy poco para la solución de los conflictos, no sólo armados, que vive el país.

La unión de los tres ex alcaldes fue emocionante, pero desde siempre sólo se quedó en imagen e impacto mediático. Su lucha por escalar posicionamiento en el espectro político ha sido admirable, pero la percepción de que su gobierno (exceptuando las prácticas corruptas y politiqueras) será más de lo mismo, no deja de inquietar. Más de lo mismo en justicia social, que es el imperativo para superar el grueso de los problemas de Colombia.

“Con Educación todo se puede” repite incansable el candidato verde, olvidándosele a muchos que su visión de educación no es democrática, sino aristocrática, en el que ese bien siga siendo para unos pocos, en este caso, los de mayores conocimientos, como trató de hacerlo cuando era rector de la Universidad Nacional.

Por fortuna parece ser que Mockus le ganaría el pulso a Santos en primera vuelta y que nos libraríamos que un fatídico gobierno de él. Siendo así ojalá esté equivocado con mucho de lo que he escrito y el candidato del Partido Verde sí sea el propulsor de los grandes cambios que necesita el país. Pero como están las cosas, no lo creo.

BROCHE: Qué emocionante sería hacer parte, estando de acuerdo, de esa gran movilización llamada Ola Verde, pero hay aún muchos vacíos en ese proyecto.

4 comentarios:

  1. En mi opinión usted hace parte de la política negra de este país, no podemos tratar a los candidatos con un descontento formado por el fracaso del candidato del polo, que a pesar de tener buenos proyectos, son proyectos nada mas; proyectos asistencialista para la problemática colombiana, ya que no solo a este país le hace falta una buena inversión social, si no un cambio de cultura política y cambiar ese viejo estilo de politiquería en este país, política que maneja muy bien el candidato del polo, ya que este facilito que la verdadera izquierda del país se desintegrara y así perdiera de antemano estas elecciones, el ex presidente del polo Carlos Gaviria aseguro que lamentablemente ni el candidato de su partido pertenece a la izquierda, que este prosigue la política de seguridad democrática como todos, cambiándole algo pero sin perder el contorno de esta, véase en http://prensarural.org/spip/spip.php?article3834 ; continuando con mi critica, creo que el cambio de este país debe ser marcado por la cultura, la honestidad y la educación, el candidato verde no plantea una educación aristocrática, ni lo hizo durante su periodo como alcalde de Bogotá, me parece mas bien que podemos desagraviar a el candidato del polo ya que en uno de sus viajes a Estados Unidos vendió la izquierda de Colombia y le dio tranquilidad a los gringos diciéndoles que Carlos Gaviria, quien fue el que posiciono a la izquierda como segunda fuerza política en Colombia no participaría en las próximas elecciones, al llegar a Colombia se inicio un proceso de desintegración del polo dando con esto la posibilidad de romper algunas normas esclarecidas al momento de la creación de este partido, rompió con el estatuto de unidad del partido he hizo que penetran fuerzas externas (Uribista) procediendo así a ser el próximo candidato de “izquierda”, no contento con esto después de ser elegido como candidato dejo la izquierda que lo apoyo y se unió a alguna gente de centro y derecha para conseguir votos, ahora es demasiado tarde para el arrepentimiento del candidato del Polo, puesto que ni en su partido le votarían por ser como dicen por ahí “un vendido”, en conclusión y ya para terminar prefiero un candidato neoliberal honesto ya que me genera mayor confianza que Gustavo Petro.

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  2. Carlos Mario Vallejo:

    Richi, pues tampoco creo que el hecho de seducir votantes por una moda verde no llega hasta el término anodino, aunque el trasfondo del asunto - como cuando la moda de la imperativa seguridad democrática uribista logró aunar el odio por la corrupta guerrilla y los altos indices de violencia de todo el país-, el trasfondo, decía, es la ignorancia de el gruewso de los electores. Está bien que hay que ser críticos con el aparente neoliberalismo y elitismo de Mockus y Fajardo, además de las exiguas propuestas programáticas, pero debemos elegirlos para tenerlos bajo lupa constante. Termino citando a Alfredo Molano, contento por las riñas entre los derechistas de que habla primero. "Como van las cosas, se llegará a una convergencia entre Santos, Vargas Lleras y Noemí para seguir guerreando, y, quizá —vivimos de esperanzas— un acercamiento entre Pardo, Petro y Mockus para conversar y proponer abrir un postigo a una solución civilizada. Los dueños del poder no pueden condenar al país a la guerra y al desangre, entre otras porque ellos nunca ponen los muertos ni el sudor ni las lágrimas."

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  3. CORRIJO: quise decir, creo que el término anodina para referirse a la moda verde es un calificativo muy fuerte (aunque innegable términos democráticos), pues si fuera tan anodina, no estaría compitiendo,esperanzadoramente, con el temible, y ese sí anodino de Juan Santos.

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  4. Sí Carlos, puede que la causa no sea del todo anodina, pues de algún modo tiene un sentido de hacer política diferente y eso es admirable. Pero siento peligrosa la motivación para votar de los colombianos que poco se relaciona con la racionalidad.

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