La llegada del tercer canal privado nacional ya es prácticamente un hecho, muy a pesar de las pataletas de los tradicionales Caracol y RCN por la supuesta baja de calidad, catástrofe de identidad (que en realidad poco les importa) y publicidad (que tanto les importa), traducidas todas en la negativa temporal de pagar la prórroga que estableció la CNTV.
Así pues, habrá tercer canal con el modelo de subasta, totalmente en contravía del tan incumplido artículo 20 (en aquello de que “cualquiera puede fundar medios masivos de comunicación”), pues las cifras para participar son abismales y sólo los grandes acumuladores de riqueza y grupos mediáticos hegemónicos lograrán tenerlo.
Evidentemente así es: los españoles Planeta y Prisa o el venezolano Grupo Cisneros, serán los dueños de la que podría ser alternativa televisiva en Colombia.
Pero hay tanto de malo en que cualquiera de ellos quede con el canal que uno, descabelladamente, piensa en aplaudir la labor de una década de los canales Caracol y RCN.
Lo que comentan los presidentes de ambos medios, Laserna y Reyes, respectivamente; puede llegar a ser un punto en contra del nuevo canal, ese de la pérdida de identidad nacional, sabiendo uno que eso no es básicamente lo que los motiva a protestar a ellos.
Y es que suficiente hemos tenido con que, en aras de la internacionalización y contra la idiosincrasia, Caracol nos hubiese ‘embutido’ culebrones texano-mexicanos como Pasión de Gavilanes y RCN hubiera lanzado un fastidioso como el de Valentino que finalmente no le dio éxito.
De eso ya hemos sabido mucho, de esa pérdida del colombianismo en televisión para poder vender. Pero a pesar de todo lo soportamos, porque finalmente son los canales del país, la casa en televisión de cada uno de nosotros. Sin embargo, será difícil soportar (como ya lo hace 40 Principales en sus jingles) escuchar en la presentación de nuestro tercer canal ‘nacional’ una voz en off de acento español que diga: éste es Antena 3 Colombia, o está viendo el canal + (tradicionales de ese país) o en ese a veces malhablado venezolano una cosa tal como: esto es Colomvisión (en honor a la hermana Venevisión).
Además, aparte de la identidad, que tampoco es que se rescate mucho actualmente, hay grandes implicaciones políticas (básicamente ideológicas) detrás de la concesión más importante del Estado colombiano en estos momentos: el equilibrio informativo que está en crisis por desparpajos como RCN Televisión.
Si el canal lo gana Planeta, el uribismo y su herencia serán reinantes. Teniendo a El Tiempo y su canal y a RCN radio y televisión, de su lado, pocos medios quedarán para impartir independencia. Seríamos de algún modo esclavos informativos de lo que ese gran grupo mediático, con el poder de opinión que tiene El Tiempo, nos transmita y obviamente de su ideología, de esa ultra derecha que quieren continuar en Colombia. En otras palabras, 200 años después seríamos nuevamente colonia (esta vez mediática de España).
Aunque eso de colonia mediática española también nos podría pasar con Prisa, el otro grupo español. Con su propiedad sobre Caracol Radio, como la cadena radial más grande de Colombia y con alianzas, que al parecer están por venir, con El Espectador, también sería un transmisor dominante de información y aunque no tiene los mismos propósitos gobiernistas de su anteriormente mencionado rival, si concentraría mucho poder de opinión desde el cuarto poder, los medios.
Aparentemente, a pesar de la columna que Planeta ‘le compró’ a Salud Hernández, en la que hablaba del porqué no darle el tercer canal a Cisneros, ésa opción sería la menos mala, pero no, gran equívoco. Las prácticas empresariales de Gustavo Cisneros han sido sumamente cuestionadas en todo el continente y el papel que ha desempeñado como dueño de medios ha sido algo macabro.
Hay quienes dan cuenta de su alianza con el presidente Chávez para cerrar la competencia de su canal Venevisión, la extinta señal abierta de RCTV. Otros más catastróficos, como la columnista de El Tiempo, le dan significado a la llegada de Cisneros, dicen que es un trampolín para transmitir la ideología bolivariana de Chávez. Todas son conjeturas, pero vaya uno a saber.
La mejor opción es sencilla. No es , pues, que nos quedemos con las dos bellezas de canales nacionales que tenemos actualmente, ¡no!, el mejor camino que se debió haber tomado, aunque ya es tarde y no era lógico en un gobierno de ‘roscas’ como éste, era darle un canal propio, en sociedad, a esas maravillosas productoras que están surgiendo en el país: CMO, Vista Productions, Teleset (aunque Sony tenga participación allí) Telecolombia (aunque ya sea de Fox), Colombiana de Televisión y en lo informativo las dos decanas CM& y NTC.
Hubiera sido un proyecto de tanta calidad, que sí tendría con más temor a los magnates de la televisión. Una idea nuestra, un canal netamente colombiano, que se hubiera podido fortalecer con un modelo de canal público con productoras en concesión, eso sí, con un gobierno que se metiera la mano al bolsillo por la cultura.
Pero con este neoliberalismo esa idea es mucho pedir. Así que a prepararnos para que España nos siga colonizando y para que las noticias las presenten Salud Hernández, el entretenimiento Eva Rey y los deportes alguien de nombre Iñaki.
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