sábado, 7 de marzo de 2009

OPINIÓN//PIEDAD, POLO: REELECCIÓN ES REELECCIÓN


La mayor confusión chavista-cordobés salió reseñada esta semana en los medios de comunicación, quienes dejaron ver sin más simulaciones sus inclinaciones políticas.

Se trata de la tormenta que surgió con las declaraciones de la senadora Piedad Córdoba en Washington cuando manifestó estar en contra de las reelecciones, dijo que no las apoyaba de ningún tipo.

El inconveniente de las ya conocidas declaraciones en contra de la reelección uribista estuvo en que su nueva afirmación estaba incluyendo la reelección de su “profundo amigo” político, el presidente Chávez.

Un espectáculo mediático se generó con la afirmación. La FM de RCN Radio no vaciló en incluir en su página web la intervención de la senadora y aunque no mencionó al presidente Chávez, malinterpretó la sentencia de Piedad cuando dijo: “Si me ponen a reelegir, reelijo el proyecto”. La senadora liberal se refería a la Revolución Bolivariana y no al régimen anti-social del famoso corazón grande, como lo quiso hacer ver la emisora de RCN.

A la par con La Fm, la web de RCTV reseñó que “la senadora colombiana Piedad Córdoba aseguró (…) que no apoya una nueva reelección del presidente venezolano, Hugo Chávez, ni tampoco la del mandatario de su país, Álvaro Uribe”.

Sin embargo, tanta agitación política no se podía quedar así, y otro medio, ahora del lado opuesto, TeleSur, se fue en busca de la senadora (vaya uno a saber enviado por quien) para conocer de primera mano sus declaraciones, pero Piedad rectificó, o mejor, hizo rectificar.

"Estoy en total desacuerdo con la reelección del presidente Uribe porque en Colombia no existe el Referendo Revocatorio (como sí ocurre en Venezuela) y porque en principio no estamos de acuerdo con el tema de la reelección en Colombia" manifestó Córdoba, que dejó claro su apoyo a la “decisión de los venezolanos el pasado 15 de febrero”.

En definitiva, qué mejor titular para este confusionismo que el de El Espectador: “Piedad Córdoba respalda reelección de Chávez, de Uribe no”.

Pero dejémonos de medios, aunque no de reelecciones, que parecen que a ninguno dice gustarle, pero a todos les sabe tan bien. Como a Carlos Gaviria, el reelecto presidente del Polo.

Y es que se ve extraño ver acompañado del nombre de Gaviria las palabras reelecto y presidente, cuando hemos sabido que no apoya la reelección de Uribe por su inconstitucionalidad y que previo al Congreso del Polo dijo que pensaba abandonar la presidencia para dar paso a otra participación.

Lo que pasó en el Polo fue nefasto. Si hace un tiempo estaban tan cerca de ser la verdadera oposición y convertirse en la opción de gobierno que tanto necesitamos, sus profundas divisiones y ahora esta joyita de la reelección los deja si no descalificados de la contienda, sí con cada vez menos posibilidades.

Sigue pareciendo ilógica la decisión del Polo, que reeligió a Gaviria para “garantizar una unidad” que se acentuó más en división con este designio y además, inconsecuente el hecho de haber modificado un estatuto del partido para que Gaviria pudiera seguir en la presidencia del “independiente” partido. ¿No es acaso muy parecida esa maniobra a la del famoso ‘artículito’ de los uribistas?

Sí, señores del Polo, esa cercanía a la hora cero los tiene nerviosos al punto de llevarlos a tomar este tipo de consensos que los acerca más al modelo dictatorial que quieren imponer los uribistas. Muy cierta la concepción de Petro al afirmar que ahora ya hay dos candidatos-presidente: Gaviria y Uribe. Con este ‘reelecionismo’, el Polo está en deuda con los que en algún momento creímos en que ellos constituirían un viraje político.

Un forista de El País de Cali afirmaba, luego de una entrevista a Gaviria, que Uribe iba a tomar nota acerca de la reelección en el Polo “contra su propia voluntad” (de Gaviria) para justificar la famosa hecatombe. Y es cierto, pues el partido que pensamos era el de la franja amarilla, cayó en el paradigma político del país.

Para ambos, Piedad (a quien le valgo apoyar un proyecto como el Bolivariano, pero sin candidaturas vitalicias) y el Polo reeleccionista, hay que recordarles que no se puede criticar algo en lo que se incurre, es como la doctrina que le criticamos al catolicismo: la de predicar pero no aplicar. Reelección es reelección y con esos mensajes lastimosamente le han dado cabida a la de Uribe.

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